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El debate en torno al coche sin conductor

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El coche autónomo de Google

Uno de los avances tecnológicos que más está dando que hablar en los últimos meses es el coche sin conductor o coche autónomo. Y es que cuanto más cerca está su llegada a nuestras carreteras, más debates se están produciendo en cuanto a como funcionará y como va a cambiar la regulación para adaptarse a una nueva forma de conducción.

Estado actual del coche sin conductor

Audi, Nissan, Mercedes, Ford, BMW, Volvo… Cada vez son más las empresas automovilísticas que están centrando gran parte de sus esfuerzos en conseguir que conduzcamos sin tener las manos en el volante (¿se llamaría entonces conducir?). La mayoría de estas empresas ha trabajado en el software y sensores necesarios, ha fabricado prototipos, y muchas de ellas presumen de los kilómetros y millas de testeo que han circulado sus nuevos vehículos, centrándose ahora en responder a la pregunta del siglo: ¿cuándo llegará el coche autónomo?

Precisamente esta semana Toyota aseguraba que pondrá en circulación su primer modelo con los Juegos Olímpicos de Tokyo en 2020, y es en esta ciudad japonesa en la que va a empezar un programa piloto de la compañía Robot Taxi para probar la circulación de taxis autónomos.

Además de coches, la empresa Daimler lleva más de un año haciendo pruebas en Alemania con camiones sin conductor  de Mercedes que pueden conectar el «piloto automático» en autovías, consiguiendo que los conductores reduzcan la fatiga y limiten sus distracciones.

Como era de esperar, el atractivo del sector hace tiempo que atrajo a empresas tecnológicas que no se dedican a fabricar vehículos. Uber, por ejemplo, firmaba este verano un acuerdo con la Universidad de Arizona para investigar sobre los sistemas ópticos, de mapeo, y de seguridad necesarios en los vehículos sin conductor. Los esfuerzos de Uber en este caso estarían centrados en mejoras tecnológicas y no en la fabricación de coches, ya que, como es bien sabido, esta empresa de transporte de personas no dispone de una flota de vehículos como tal, sino más bien de una «flota de usuarios» que cuentan con vehículo propio.

Apple, por su parte, trabaja en el denominado «Proyecto Titán». Este proyecto está centrado en coches eléctricos, pero en los últimos meses hay varias evidencias que hacen pensar que el gigante de los dispositivos móviles también está trabajando en coches autónomos. En cualquier caso desde Cupertino se lo toman con calma. Ya sabemos que la estrategia de Apple de cara a entrar en un mercado nuevo, como ya hizo con el iPod, el iPhone, o el Apple Watch, no consiste en ser la primera, sino en esperar para entrar al mercado con un producto totalmente diferenciado.

El coche de Google

Pero si hay un ejemplo de proyecto «driverless» en estado muy avanzado es el caso del coche sin conductor de Google, pues llevan todo el año probándolo por las carreteras de California. Desde que se puso en marcha en febrero de 2015, el coche autónomo de Google ha tenido una media de un accidente al mes según DMV, la Agencia deTráfico de California, y en todos los casos fue culpa del otro vehículo implicado, o más bien de su conductor. Podéis ver los partes de estos accidentes en la página web de DMV. En muchos de estos incidentes la conclusión obtenida fue que el coche de Google conducía de manera extremadamente prudente, por ejemplo, pegando un fuerte frenazo cuando el semáforo se ponía en naranja y el coche estaba a punto de cruzar, con el correspondiente impacto del vehículo que le seguía. Por ello, Google ha asegurado que está tratando de hacer que el coche circule de una manera más «humana» y natural.

Los rumores indican que este modelo será puesto a la venta sobre 2018. Esperemos que no paguen la novatada como ya ocurrió con las Google Glass.

Responsabilidades y seguridad, el debate está asegurado

La llegada de un coche en el que el conductor no lleva el mando del mismo producirá una serie de situaciones hasta ahora no vistas y que tendrán que ser reguladas y gestionadas por las autoridades. Por lo pronto, estas son algunas de las preguntas que surgen:

Supongamos que un coche autónomo causa un accidente grave. ¿De quién sería la responsabilidad? ¿Del conductor que iba con las manos en los bolsillos? ¿Del fabricante? ¿Del otro conductor? La semana pasada saltaba el debate con las declaraciones del CEO de Volvo, Hakan Samuelsson, diciendo que en su caso, Volvo aceptará toda la responsabilidad en caso de accidentes de sus vehículos.

Ahora imaginemos un control rutinario de la Guardia Civil o una calle regulada por un Agente de Tráfico que nos indica que nos detengamos. Son situaciones en las que el coche no ha cometido ninguna infracción: no se ha saltado ningún semáforo ni ha excedido la velocidad máxima, pero debe respetar a la autoridad y detenerse. ¿Cómo responderá el vehículo a la señal del Agente? ¿Cómo detectará que debe detenerse de manera obligatoria? Si los fabricantes proporcionan acceso a las autoridades para poder detener los vehículos de manera electrónica cuando sea necesario, ¿cómo impediremos entonces que un hacker acceda de igual manera al sistema de seguridad? Interesante debate que era discutido este fin de semana en El Confidencial.

Todas estas incógnitas deberán ser reguladas y probadas antes de la llegada al mercado de los coches autónomos. Luego estará la cuestión de si estos coches funcionan en el mercado y los conductores habituales, o aquellos a los que les gusta conducir, eligen dejar de hacerlo por que les lleve un robot.

Postdata: Si queréis ver como funciona el coche sin conductor de Mercedes no os perdáis este video del programa de la CBS «60 minutes».

Una vez más no diga futuro, diga presente.

Derechos de imagen de Automobile Italia, con licencia CC by 2.0.

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