¿El tampón inteligente? ¿La app que te empareja los calcetines? Nos estamos volviendo tontos. Paremos esta moda de conectar cualquier objeto a internet.
Desde que conocí a fondo el mundo del Internet de las Cosas siempre he estado muy a favor de las ventajas que ofrece, especialmente cuando se centra en maquinaria (el interesante mundo del Industrial Internet of Things), hogares inteligentes (smarthomes), aplicaciones para Smart Cities y aquellos objetos conectados que veo de utilidad, como estos de los que hablé hace algunos meses.
A pesar de todo, últimamente no paran de salir noticias de startups que inventan objetos conectados de lo más absurdo. El sensor que te empareja los calcetines, el paraguas que te avisa si va a llover o no, la cama que detecta si te han sido infiel… ¿En serio?
Se supone que la tecnología está hecha para resultarnos útil pero… ¿un tampón inteligente? Nos vamos a volver locos de tanta tecnología absurda. Basta ya de tanto objeto inútil.
Podría seguir con la lista: la app que cuenta los huevos que te quedan (en la nevera), la taza de WC inteligente (¿?), el tenedor conectado,… Lo peor de todo es que muchas de ellas no llegan ni a funcionar correctamente.
«Crean el primer [inserte el objeto aquí] conectado del mundo» es uno de los titulares que más leo en blogs de tecnología. Hay algunos que ya aprovechan para recopilar las propuestas más ridículas en relación al Internet de las Cosas.
Por favor, creemos tecnología de valor. Que aporte, que haga nuestra vida mejor. O que sea divertida, pero no absurda. Y que funcione. Que no haga que cuando comento con alguien que me apasiona el mundo del Internet de las Cosas me respondan: «ah si, eso de la taza que mide el agua que bebe tu perro».
Es inevitable y genial experimentar con la tecnología en la época en la que vivimos, pero, por favor, no dejemos que tanto invento nos quite la habilidad de ejercitar la memoria y recordar las cosas.
El gran problema del Internet de las Cosas no es la seguridad de sus aplicaciones, ni la estandarización de procedimientos, ni el gran hype desmedido cada vez que se habla de ello. El gran problema del Internet de las Cosas es la absurdez que ahora mismo le rodea. Parémoslo.
Estoy de acuerdo contigo, Luis. Con tanta tecnología nos vamos a volver idiotas.
Como tú, creo que es muy positivo que la utilicemos para hacernos la vida más cómoda y que los inventos sean realmente útiles. Pero no para volvernos unos vagos o totalmente dependientes de las máquinas. ¿Habéis visto Wall-E? Pues así vamos a acabar como se nos vaya de las manos.
Un abrazo,
Lourdes
Desde luego Lourdes, que importante es que la tecnología no sustituya lo que nos hace humanos.
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