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Publicidad en la era del Internet de las Cosas

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El crecimiento del número de objetos conectados en estas primeras etapas del Internet de las Cosas está produciendo un cambio en la industria del marketing y la publicidad, tanto en la forma de llegar al consumidor como en la de dirigirse a él.

Pantallas Inteligentes

Un par de ejemplos que demuestran que cualquier superficie puede hacerse inteligente:

Esta valla publicitaria de British Airways en medio de Piccadilly Circus en Londres informaba en tiempo real de los vuelos que en ese momento circulaban sobre la ciudad, de una manera muy curiosa:

Este otro panel, situado en una estación en Zurich, conectaba en directo con un hombre que interactuaba  e invitaba a la gente que pasaba por la estación a la turística región suiza de Graubünden:

Etiquetado con sensores

Uno de los usos más frecuentes del Internet de las Cosas en la publicidad consiste en la colocación de sensores tanto en las etiquetas de los productos como en su propio packaging.

Por ejemplo, Johnny Walker lanzó el año pasado una botella con un etiquetado con sensores NFC (Near Field Communication) enlazada con una app que indicaba si la botella había sido abierta y permitía recibir mensajes específicos a cada consumidor, ofertas y recetas de cócteles. Uno de los objetivos de este lanzamiento fue el de interactuar de una manera más directa y fortalecer la lealtad del consumidor.

Otro enfoque distinto es el de este bar de Singapur. Con el objetivo de aumentar el consumo de cerveza durante sus happy hours y que sus clientes fueran más sociales entre sí diseñó una etiqueta que, a través de códigos QR, permitía a sus clientes enviarse mensajes e interactuar:

El caso de Nike+ y el marketing dirigido a una comunidad

Nike+, la colección de aplicaciones de tracking y dispositivos inteligentes para deportistas de Nike es un gran ejemplo de conectividad y marketing. Los usuarios de estas aplicaciones forman una comunidad de más de 30 millones de miembros en continua interacción que constantemente están compartiendo los datos en directo de sus actividades deportivas. El simple hecho de sentirse parte de la comunidad hace que llegar a ellos o a potenciales nuevos clientes sea mucho más sencillo que a través de anuncios tradicionales.

En resumen: Así el marketing en 2016

Como comentaba al principio, afrontamos una nueva forma de hacer publicidad. Hay que tener en cuenta no sólo que existan nuevos formatos y soportes para llegar al consumidor, sino también la forma de impactar en él. Ya no sólo influye la personalización. Ahora el marketing está relacionado con emociones , experiencias individuales y la localización.

El marketing en 2016 está relacionado con emociones, experiencias individuales y localización Clic para tuitear

Emociones que ya no sólo son producidas por la publicidad, sino que también son tenidas en cuenta a la hora de ofrecer nuevos servicios de manera instantánea. Imaginemos un wearable que detecta en un determinado momento un estado de ánimo bajo, y automáticamente proyecta en la pantalla del consumidor anuncios de chocolate o cualquier otro producto para sentirse mejor.

A la hora de llegar a ellos, los consumidores ya no son tratados por segmentos o estereotipos, sino alcanzados de manera individual según las características de cada cliente. Pasamos de la segmentación a un trato 100% individual. En Starbucks, por ejemplo, las máquinas de hacer café  están conectadas a la nube y llevan un registro de los gustos de cada usuario de modo que preparen el café justo como al cliente le gusta. No se trata de personalizar la taza con un nombre y una sonrisa, sino de adaptarse a sus gustos.

Cada vez adquiere más importancia la localización, el aprovechar la situación del consumidor para tratar de llegar a él combinando datos obtenidos a través de sensores o de manera online con su posición física actual, para lograr una experiencia que termine en una acción de compra (donde el llamado marketing experiencial y el marketing de proximidad juegan un papel clave).

Al final, la importancia de los objetos conectados para las marcas radica más que en la información que nos faciliten en la información que obtienen de nosotros. Todos esos datos almacenados (es decir, el Big Data), serán adquiridos y usados por ellos.

¿Qué pasa entonces con la privacidad? Nos adaptamos rápido a los cambios pero, ¿cuanto nos costará adaptarnos a tener sensores «espiando» mientras compramos? Desde fuera parece una clara invasión de nuestro espacio personal, pero, con la promesa de un servicio de compra totalmente adaptado a nosotros, ¿nos resistiremos a esta nueva tecnología o caeremos rendidos ante ella?

 

Derechos de imagen de Metropolitan Transportation Authority of the State of New York con licencia CC by 2.0.

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